Hey
Folks!!
Diario
de a bordo:
Es la primera vez que viajamos tan
lejos para dar un concierto, así que los días antes empiezan los preparativos
para dar la talla. Los ensayos, las gestiones del alquiler de la furgoneta y el
programa de viaje.
Tenemos establecido ya un
repertorio, ya que el concierto debe ser de 35 minutos, ni uno más, ni uno
menos. Es lo que tienen los aragoneses, que son muy metódicos y les gustan las
cosas bien hechas. Más tarde nos dimos cuenta de que la organización era
perfecta, y que todo lo tenían milimetrado, pero ahí estaríamos nosotros para
fastidiarles el día...´
Llegado el día, después de una ola
de calor insoportable, nos acostamos. Algunos no podemos dormir por el calor,
además de por los nervios de no quedarnos dormidos, ya que tenemos que salir a
las 7:00 de la mañana, y para ello hay que levantarse a las 6:00, preparar los
equipajes y estar al tanto de que no se olvide nada, ya que esto es muy común.
Cuando empecé a quedarme dormido,
llegó la hora de levantarse, así que el día empezaba prometiendo. Advertí a mis
compañeros que no se olvidaran de llevar ropa de abrigo, porque aunque estemos
pasando los “quirios” en Extremadura, en Huesca la cosa cambia, ya que está muy
al norte y cerquita de los Pirineos. Además, ya sabemos todos que “en agosto
enfría el rostro”... Pues bien, después de advertir a mis compañeros para que
no se olvidasen de las prendas de abrigo, resulta que yo me voy como aquel que
viaja a la Costa del Sol: chanclas, bermudas y camiseta de manga corta. Como os
decía antes, siempre se olvida algo... y no sé porqué, siempre uno se acuerda
cuando ya ha hecho los kilómetros suficientes como para que sea imposible
regresar. Yo me dí cuenta de esto cuando llevábamos más de 100 km. Vamos, que
en caso de hacer frío, mejor va a ser que me meta en el regazo de algún osito
de los que hay en Hey Folks... (que los hay).
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Los viajeros rumbo a Huesca |
Pasamos por el primer toro de
Osborne y discutimos acerca de cómo vive Bertín, luego pasamos a Julio
Iglesias, su hijo Enrique, etc... Pasamos por Almaraz y discutimos sobre la
energía nuclear, los cementerios nucleares y los molinos de viento... y así,
poco a poco, vamos llegando a nuestra primera parada, pero antes hay que hacer
una parada de emergencia para orinar, la cual termina siendo una parada en toda
regla, antes de la del desayuno. Resulta que algunas vejigas no podían esperar
más.
Unos minutos después, llegamos a la
estación de servicio “El paso”. Ahí decidimos tomar el desayuno. Un café, una
napolitana y tan ricamente nos montamos de nuevo en la furgo con la alegría que
da reponer fuerzas a un precio módico. Entonces no sabíamos lo que nos esperaba
a la hora de comer.
Pasan las horas y ya no vamos a
parar, porque si no hemos salido de Extremadura y ya llevamos dos paradas, la
cosa tiene pinta de alargarse.
Llegada la hora de comer, nos entra
el gusanillo y paramos en el primer sitio que vemos algo elegante, donde hay
espacio suficiente y donde parece que se puede comer algo bueno. No sabíamos
entonces que íbamos a sufrir un “atraco a mano armada” gastronómico...
Según se ve desde fuera, a lo lejos,
parece un sitio muy bueno... no quiero decir nombres, por si acaso, pero en la
fachada pone “Restaurante Area 103”. Para no dar más detalles no diré que está
en la provincia de Guadalajara, en la carretera Madrid-Zaragoza.
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Bonito nombre para mandar al niño a comprar una... |
Allí entramos, y se nota cómo ya el
marketin al más puro estilo “Ikea” ha llegado a este restaurante, el cual te
obliga para poder salir y pagar el ticket, a pasar por la tienda, mediante un
sistema rudimentario de cuerdas y pasillos llenos de productos de todo tipo,
como un licor llamado “Hijoputa”. Más de uno habrá pensado en ese nombre,
relacionándolo con el dueño del restaurante, al pasar por la línea de caja.
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Todavía nos duele el costillar, pero el nuestro, no el asado |
Una barra grande, poca gente... un
aparcamiento enorme, pocos coches... eran un presagio de lo que había de
llegar. De todos modos, da igual vender cien cafés a un euro que un café a cien
euros, el resultado es el mismo... incluso mejor, porque al final sólo se lava
una taza. Pues algo así es lo que pasa aquí: minibocadillo “tamaño uña del dedo
gordo”, a 5,50 euros. Caña más pequeña de lo normal en cualquier bar de España
a 2,00 euros. Un café con leche en una taza ridícula a 1,75 euros. Para todo lo
demás, el licor que os mencionaba antes...
No me extrañaría nada que el nombre
del licor lo hubieran tomado del comentario de los clientes al pedir café, copa
y puro una vez presentada la factura.
Como borregos, salimos por el
pasillo de cuerdas para que nuestros ojos se claven en los productos de la
tienda, pero no cuentan con que somos un grupo de música... lo único que
podríamos hacer para coger algo de las estanterías es metérnoslo debajo del
abrigo, pero por suerte para ellos estamos en pleno agosto y entrar en un
restaurante con el plumas es cantoso... Ya verán en invierno como tengamos que
volver por la alcarria.
Como comentario final, os diré que
tenían un pavo real metido en un patio de 3x3 metros, en el que había una
fuente de 2x2 metros. Si contamos con que hay sillas por las zonas libres de
fuente, al final el pavo sólo puede mover las pestañas... Esperábamos que
abriera la cola, pero el pobre no estaba muy por la labor. Ahí quiero ver yo a
los ecologistas... este pobre pavo, más que “real” es “lacayo”.
Salimos de ahí “por patas”, y no
paramos ya hasta llegar al mismísimo escenario, esperando que no nos cobren más
por respirar, desgastar asfalto, ocupar zonas vitales del mandril maño o cosas
similares.
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El escenario del Iberi@Folk, de Huesca 2012 |
El tom-tom funciona bien, más que le
pese a Juanlu. Al final descubrimos que los problemas del navegador eran de
interferencias con el mp3 de Kino, que va al mechero y emite una señal de radio
para que se escuche por los altavoces de la furgo como si de la radio se
tratase. Si se ponía el mp3 dejaba de funcionar el navegador, así que, llegando
a Huesca, lo quitamos y nos lleva hasta la misma mesa de mezclas del escenario.
Llegamos justo a tiempo para probar
sonido, así que descargamos la furgo y subimos al escenario. La prueba de
sonido es rápida, porque los técnicos son competentes. Pronto estamos de camino
al Colegio Mayor Acín, donde tenemos habitación para todos, ducha y un poco más
tarde, la cena.
Llegados a la recepción, nos recibe
una chica que me pregunta quien es el responsable. Aunque cueste creerlo, me
presento como el poseedor de tal título, y nos dan dos habitaciones
individuales, que cogemos Juanlu y yo, y otras dos dobles, para el resto.
Resulta que subiendo a las habitaciones, las individuales están conectadas por
un baño intermedio compartido, cosa algo extraña. Pero al menos tenemos baño
propio, porque resulta que el resto tienen baño compartido, sí, pero con el
resto del mundo... Al final ha sido buena elección, aunque algunos nos miran a
Juanlu y a mí con una risa entre floja y picarona... como si estuvieran
pensando: “Ya, ya... con que no lo sabíais, ¿eh?... ya, ya...”.
Lo cierto es que no lo sabíamos, y
que declararme responsable tuvo sus beneficios... ¿o sí lo sabíamos?... umm, no
sé, no sé...
Por la tarde, la gente quiere
descansar, pero yo no quiero dejar la oportunidad de conocer Huesca, ya que no
está tan cerca como para venir a menudo. Salgo a conocer la capital, y de paso,
a comprar pilas, ya que mi hermana me había hecho un antifavor el día anterior
en Almendralejo. Defino antifavor: “cuando alguien te hace el favor de comprarte
unas pilas porque tú no puedes, pero resulta que cuando llegas a casa a las
doce de la noche, sin posibilidad de poder cambiarlas, te das cuenta de que no
se enteró de qué pilas tenía que comprar y no valen, así que estás en las
mismas”.
Hacía mucho que Murphy no salía a
relucir, pero tenía que salir en Huesca, cuando quieres comprar dos tipos de
pilas distintas, te recorres medio Huesca para encontrar un centro comercial y
resulta que solo tiene un tipo de pilas. El otro tipo de pila necesitaría una
caminata más, algo así como una etapa del camino de Santiago.
Juanlu se vino conmigo, así que su
visita turística se convirtió en una “tortura turística”... qué le vamos a
hacer, que se lo diga a Murphy.
Antes de planificar el regreso al
Colegio Mayor, compramos una botella de agua sabor manzana, algo insólito para
mí. Resulta que sabe muy bien, a manzana, claro... , pero pasando por una
cervecería que está a escasos cinco metros del Colegio, donde tenemos la cama,
no podemos resistir la tentación de clavarnos dos copones de cerveza fría...
Menos mal que estamos a tiro de piedra de la cama, porque al final fueron
dos... Para que veas cómo son aquí los precios, el copón, que hace por diez
cañas del área 103, cuesta dos euros, es decir, lo mismo que la mini-caña de la
maldita area
Llegada la hora de tocar, nos dirigimos al escenario.
Somos los últimos, así que cerramos el cartel. Los grupos son buenos,
especialmente los segundos y los terceros.
El concierto bien, aunque un poco frío por eso de que
la gente está sentada... en eso no había caído la organización. La media de
edad, la normal en un concierto de los nuestros, es decir, 65 años de nada... y
por supuesto, poco espíritu de baile y de montarla gorda... Eso se contagia, y
vaya si se nos contagió. Pero al menos dimos todo lo que estaba de nuestra
parte.
Terminado el concierto, recogemos y vamos (casi
todos) a celebrarlo, cómo no, a tomar un copón de cerveza, comentar las jugadas
y ver errores y planes de vuelta a casa, ya que Kino toca al día siguiente con
la orquesta.
Nos acostamos a las cuatro, me dormí a las cinco y
nos levantamos a las seis, para salir a las siete.
Aunque no tengo todas las fotos, prometo subirlas todas cuando me haga de ellas, para que no digan luego que yo no salgo... es más, cuando ponga la mía os vais a reir más que con estas, por el "rigor" con el que duermo...
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Kino pensando en el Paquito el Chocolatero |
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El huracán resultó ser una leve brisilla... |
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Peter con glamour hasta durmiendo |
Por cierto, al final no hizo nada de frío. Más bien
nos trajimos la ola de calor, así que mi consejo no valió de nada y mi olvido a
mí me valió de mucho. Desayunamos en el colegio, ya que nos tenían preparado el
desayuno, nos montamos en la furgo y vamos casi del tirón para casa.
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Sonriente el tío, por que iba pisando la línea... |
Lo mejor del viaje nos lo guardó el amigo Marcos a la
vuelta, después de la parada a comer algo. Trescientos kilómetros pisando la
línea continua con la banda sonora que nos trajo a todos con dolor de cabeza...
“Si no la he pisado apenas”, decía... pero lo cierto es que nuestro estado de
nervios no hacía justicia a tal afirmación. Al final terminábamos jaleando
cuando se acercaba a ella, esperando el sonido estridente que ya teníamos
grabado.... “ñrrrrrrrrrrrrr”... pero sólo duró lo que dura la autovía desde
Madrid hasta Almendralejo... vamos, nada...
Se pensaba él que el sarcasmo no le llegaría, pero
era cuestión de tiempo... En este grupo nadie pasa desapercibido, y si lo pasa,
para eso está el sarcasmo...
Cuando llegamos, estamos como un trapo todos... pero
es una experiencia más que compartir con vosotros. No cubrimos gastos, como de
costumbre, pero ¿qué más dá?, ¡¡si ya no vamos a comer en el área 103....!!
Un abrazo a tod@s!!!